No se sabe si se engendro con amor, pero si se enterara del dolor,
el destino lo a marcado,
lo tiene señalado con su dedo acusador...
¡Destino! ¿No sabes que es una creatura inocente e indefensa?
Su alma diáfana se asoma en sus pupilas,
rogando a gritos acallados que lo saquen de su mal sueño...
No creatura,
no podrás despertar de tu dulce pesadilla,
te han abandonado tus ángeles guardianes,
estas solo, expuesto,
tendrás que sacar coraje de tus entrañas a edades tempranas,
sólo así sobrevivirás en este mundo pervertido,
te arrullaran los cantos de los vientos fríos por las noches,
las palabras hirientes de tus enemigos serán tu consuelo cuando te sientas desvalido,
el humo de los coches en las calles te darán su abrazo, traspasando tu piel y llevando su calidez hasta tus pulmones,
con los sagrados alimentos que te comparten tus amigos los perros crecerás,
para tratar de integrarte a una sociedad justa, preocupada y complaciente,hablaras con tus miedos, reirás con la tragedia, lloraras de desolación,
vivirás para contarlo porque tienes un corazón fuerte,
pero estará tan dañado que te cegara la ira, y querrás cobrar venganza
contra aquellos que ves culpables de tu desgracia, pero
¡que no lo son!
aunque pudieron ayudar y no lo hicieron a su tiempo.
Bernarda Enríquez.
México.
